La memoria no se borra, se reprime y enquista; intentar reprimir el dolor fue el gran logro totalitarista de la posguerra. En este proyecto, dicha imposición de silencio y amnesia colectiva es «almocafrada» para cicatrizar las heridas abiertas intergeneracionales que afectan desde a la última exhalación de mi bisabuelo en la tapia de fusilamientos de Granada, hasta la primera inhalación de mi nacimiento. Dando paso a su formalización en proyectos como este Trabajo de Fin de Grado, haciéndose espacio en la institucionalidad y por tanto, en el eco de generaciones venideras.
Airear la tierra del pasado puede remover experiencias y afectarnos personal mente, pero es una acción necesaria para volver a sembrar. Casida de Cal y Azúcar, a través del vídeo y la fotografía, permite tomar conciencia de la memoria de nuestro territorio, y poder valorar el presente. El pasado es irremediable y no es posible exhumar a nuestros familiares, pero este proyecto ha servido para dar nicho a la fosa de la memoria, una ceremonia de despedida, y alivio.
Abuela, Abuelo, 6b
piedra 3a
Abuelas, 3a
piedras 2a
Abuelo, semillas 6c
Abuelas, 3a
piedras 2a
Piedra, 2a
abuelas 3a
Piedra y abuelo 6b
Semillas y piedras 6a
Nieta y Abuelo, 6b
piedra 2a
Abuela 3a
Nieta, 2a
abuela 3