Sin exhibir es una instalación cerámica en la que, por medio de la apropiación de elementos característicos del montaje e inherentes a la sala de exposiciones, se plantea un cuestionamiento hacia qué es lo que realmente se expone. De esta forma se le concede importancia a todo aquello que no cobra protagonismo, pero siempre está presente en sala.

Mediante esta disposición, los elementos que por cuestiones de seguridad o utilidad existen durante el montaje y exposición de cualquier obra, obtienen un nuevo significado.

En este proyecto se les otorga corporeidad a las piezas cerámicas, haciendo que las propias esculturas dialoguen unas con otras. Para ello se disponen una serie de elementos como extintores, carteles, trapos y material de embalaje alrededor del espacio, simulando un montaje autorreferencial en el que, en realidad, la obra reside en la ausencia de esta, dando lugar a reflexionar acerca de aquello que hay tras una exposición, lo que es arte y no lo es. ¿Qué es lo que realmente se expone? ¿A qué nos referimos por pieza en una galería, feria o museo?.